El azafrán (Crocus sativus), llamado “oro rojo” por su elevado valor en el mercado (para obtener un 1kg se precisa unas 300.00 flores), es una especie cultivada actualmente en todo el Mediterráneo, que obtenemos a partir de los estigmas y terminaciones de los estilos secos de la flor y usamos en algunas recetas culinarias para realzar el sabor y color, como por ejemplo la paella de arroz. Pero, ¿sabes para qué es utilizado en fitoterapia?
Principales componentes bioquímicos e indicaciones:
- Carotenoides: licopeno, zeaxantina, alfa-caroteno, betacaroteno y principalmente crocina (crocósido), que le dan el color amarillo en la comida que se cocina. Todos estos carotenoides ejercen un poderoso efecto antioxidante, con lo que nos protegen de los radicales libres y el envejecimiento celular. Además, la crocina tiene un efecto marcado hipolipemiante (disminuye el colesterol de baja densidad).
- Picrocrocina, principio amargo que le confiere el sabor. Tiene una acción aperitiva y eupéptica (mejora la digestión).
- Safranal, aceite esencial, responsable del olor y aroma. Es el principio activo más abundante del azafrán. Potencia la acción digestiva ejerciendo un efecto espasmolítico y carminativo (elimina gases).
Además, el azafrán, por sus componentes safranal y crocina, se ha demostrado en estudios y ensayos clínicos que sirve para mejorar las habilidades cognitivas y la memoria. Inhibe la recaptación de dopamina, noradrenalina y serotonina, neurotransmisores implicados en el estado de ánimo. Y ejerce un efecto emenagogo, que sirve para tratar trastornos menstruales, muy eficaz en síndrome premenstrual.
Vía tópica (externa), está indicado en caso de gingivitis, odontalgias o molestias en la dentición.
Contraindicaciones:
Embarazo, lactancia y edades pediátricas, es mejor no tomar azafrán en forma de remedio.
Interacciones:
Con fármacos anticoagulantes, antihistamínicos, antihipertensivos, ansiolíticos, antidepresivos y para el Alzheimer.