Arbusto de hojas perennes perteneciente a la familia de las monimiáceas y originario de Chile, donde fue empleado ancestralmente por los indígenas de las regiones andinas chilenas, como los mapuches, que lo aplicaban fundamentalmente para tratar las luxaciones y dolores reumáticos. Sus propiedades terapéuticas en Europa empezaron a ser investigadas en el año 1869 por H. Baillon quien, en su libro “Histoire des plantes”, presenta un estudio completo del boldo.
Actualmente esta especie se encuentra difundida a nivel mundial, sobre todo en las regiones montañosas y soleadas. Su época de floración tiene lugar en primavera-verano, aunque la parte utilizada de la planta son las hojas, que pueden recolectarse durante todo el año y especialmente se recomienda su recolección en el momento de la floración.
Entre sus principios activos destaca principalmente su contenido en aceite esencial, flavonoides, taninos y alcaloides. Siendo el alcaloide boldina el que destaca en su acción terapéutica.
Acciones terapéuticas:
- Colerético (aumenta la secreción de bilis) y colagogo (ayuda a la salida de bilis). Depurativo hepático y hepatoprotector.
- Aperitivo y digestivo: Estimula la producción de jugos gástricos y optimiza la digestión de las grasas.
- Diurético.
- A dosis elevadas resulta anestésico, sedante e hipnótico.
Entre sus indicaciones terapéuticas ESCOP (European Scientific Cooperative on Phytoterapy) incluye: tratamiento de alteraciones hepatobiliares y tratamiento sintomático de alteraciones digestivas. Vía oral se toma en forma de infusión, extracto seco o fluido y tintura. En caso de dolor reumático, muscular o articular, puede utilizarse en forma de cataplasma.
Está contraindicado en caso de obstrucción de las vías biliares y durante el embarazo y la lactancia.