El estrés prolongado afecta de forma negativa a todos los campos de nuestra salud. Por tanto, es importante controlarlo, identificando y eliminar lo que nos produce una tensión excesiva. Será también importante buscar algunas fórmulas que nos permitan sobrellevarlo, como por ejemplo, llevando a cabo a diario ejercicios de respiración profunda o aprendiendo a meditar.
Da también buenos resultados reducir el azúcar en la alimentación y los estimulantes, así como seguir una dieta óptima que equilibre nuestros niveles de azúcar en la sangre.
- Limitaremos los estimulantes, como café, té, chocolate, azúcar y tabaco.
- Cuando no existe equilibrio en los niveles de azúcar en la sangre, es más probable que se sufra fatiga, irritabilidad, insomnio, etc., que agravan los otros síntomas del estrés. La mejor forma de combatir estos síntomas es la de seguir una dieta nutritiva óptima, establecer un equilibrio entre hidratos de carbono, ácidos insaturados y proteínas.
Las vitaminas B y C incrementan nuestra resistencia ante la tensión, por ello en épocas difíciles, además de un complejo multivitamínico diario, tomaremos dos gramos de vitamina C y el complejo de vitamina B. El cuerpo durante los episodios de estrés, también demanda de más magnesio, además el magnesio entre sus funciones actúa como tranquilizante natural, por ello es conveniente tomar al menos unos 200 mg de este mineral dos veces al día por sus efectos calmantes.