Actualmente y lamentablemente, nuestro moderno estilo de vida de nuestras generaciones más recientes, hace que vivamos en un ambiente meramente urbano, rodeados de materiales artificiales como cemento y paredes. Lejos de los elementos que han formado parte de nuestra vida cotidiana como son los árboles, las plantas, el agua de los ríos o del mar, la arena o tierra, los animales e insectos, etc. Nos hemos ido alejando de ella, de nuestra amada madre Tierra y sus elementos, y hemos ido adaptando una vida sedentaria, basada en experiencias virtuales como puede ser la televisión o videojuegos, redes sociales e internet, que bajo las premisas de un enfoque terapéutico lleva a una desarmonía tanto en el plano físico, mental, emocional, energético y social.
La conexión con la naturaleza nos permite gozar de una sangre más oxigenada al respirar el aire puro que nos influye en tener un sistema inmunitario más fuerte, un mayor estado de energía y vitalizad, también nos es útil en el ámbito psicoafecto y nos proporciona una mejor estado de ánimo, una mayor creatividad, concentración y coordinación, al igual que un estado de mayor sociabilidad con los animales y las personas, etc. Con lo que disfrutar y volver a retomar nuestro “Yo ecopsicológico”, es decir nuestra relación personal con la naturaleza, puesto que formamos parte de ella y al reconectar con el mundo natural mejora nuestro estado de armonía y bienestar.