Hay diferentes tipos de arcillas (rocas sedimentarias procedentes de la erosión lenta de los granitos), cuyo componente especialmente desde el punto de vista terapéutico, son las más ricas en sílice.
En este post mencionaremos las propiedades terapéuticas de la arcilla verde, que destaca, entre otras acciones, por su efecto sedante contribuyendo a calmar los dolores, disminuir las inflamaciones y los edemas. Siendo muy efectiva en casos de esguinces, contracciones musculares, inflamaciones articulares, golpes y hematomas, edemas en tobillos, etc.
Para este efecto se utiliza la arcilla humedecida, es decir, hidratada en agua mineral o de manantial en forma de:
- Emplaste: Se aplica la arcilla verde en la zona afectada, directamente sobre la piel, que ha de estar completamente limpia. El grosor dependerá del tipo de lesión, y se dejará secar al aire libre.
- Cataplasma: El procedimiento es el mismo que el emplaste, la única diferencia es que se compone siempre de una espesa capa de arcilla extendida sobre una tela de algodón o lino (o cualquier tejido natural, ya sea desde una hoja de col a celulosa sin teñir) y se aplica directamente en la piel por la parte arcillosa.
Se utiliza la arcilla fría cuando se va a tratar una zona donde hay inflamación y calor (ej. artritis), mientras que se utiliza tibia en zonas desvitalizadas, donde hay degeneración (ej. artrosis).
Una vez se ha secado la arcilla, se retirará con agua y si se desea se puede combinar con el uso de fitoterapia (por ej. oleado de árnica) o con aromaterapia (por ej. enebro).