La rinitis alérgica estacional, también conocida como “fiebre del heno” es un tipo de rinitis que se presenta de forma estacional, coincidiendo con las épocas de polinización de las especies alergénicas para según qué persona. En su forma estacional, es típica en primavera, aunque también puede aparecer en verano, invierno y otoño.
Se trata de una reacción inflamatoria de la mucosa nasal, caracterizada por la presencia de congestión y obstrucción, rinorrea (secreción nasal abundante y fluida), estornudos y prurito (picor), después de una exposición a partículas de polen. También pueden aparecer síntomas que afectan a los ojos (lagrimeo, inflamación de los párpados), oídos (otalgia, congestión), faringe (irritación) o dolor facial.
Entre los nutrientes destacados hayamos:
* Quercetina: es un bioflavonoide no cítrico que se encuentra en la naturaleza normalmente asociado a la vitamina C. Con lo que a diferencia de otros bioflavonoides, no es abundante en la corteza de los cítricos. Muy eficaz para mejorar los síntomas de los procesos alérgicos, dado que inhibe la liberación de histamina e inhibe la producción de enzimas que intervienen en la síntesis de otros mediadores inflamatorios.
* Vitamina C: previene la secreción de histamina y aumenta su detoxificación. Se han encontrado niveles altos de histamina en personas con bajos niveles de vitamina C. En otro post se detalló mejor las acciones de esta vitamina.
* Bromelina o bromelaína: enzima proteolítica, su actividad se centra en su acción mucolítica y además reduce la inflamación asociada a la rinitis alérgica.
* L-cisteína o N-acetil-cisteína (NAC): aminoácido azufrado que ejerce un gran efecto fluidificante de la mucosidad.
* Prebióticos y probióticos: Importantes para tener una buena barrera defensiva intestina y protectora del sistema inmunitario.