La publicación de hoy es sobre el mar y sus propiedades terapéuticas bajo el criterio de las terapias naturales. Nuestro planeta está cubierto en tres cuartas partes por agua y el océano, el mar, las aguas han sido por miles de años una fuente de paz, armonía y sensación de bienestar. La terapia que utiliza el mar por sus efectos beneficiosos para nuestra salud recibe el nombre de talasoterapia, que proviene del griego (thalasos = mar). Hipócrates ya conocía el efecto terapéutico del mar. Pero es en el 1913 cuando en Francia se fundó la Asociación Internacional de Talasoterapia, siendo desde entonces el país que tiene mayor prestigio y difusión, con importantes centros especializados en talasoterapia y siendo una técnica oficialmente reconocida. También destacamos al Dr. Ceresole, que investigó y fundó a principios del siglo XX un instituto en Venecia de los efectos del mar en nuestro organismo. Dentro de las posibles aplicaciones terapéuticas del mar, estas van a depender a la vez de los factores como son el: climático (clima marítimo), actínico (luz solar), térmico (baño frío, templado, etc.), la densidad (química del mar, grado de mineralización) y el mecánico (movimiento de las aguas producido por las mareas, las corrientes y el oleaje). Además, el aire de mar es un poderoso aerosol natural, rico en iones negativos lo que ayuda a incrementar nuestra resistencia a infecciones, al igual que está cargado de oxígeno y oligoelementos, que absorbe nuestro organismo humano a través de la respiración. Respirar el aire de mar ayuda a purificar las vías nasales. Por todo ello, las acciones e indicaciones de la talasoterapia son muy variadas. A modo general, podríamos destacar que dentro de sus efectos más importantes ayuda a renovar nuestro estado de vitalidad, ejerciendo un efecto estimulante de todas nuestras funciones orgánicas, especialmente las metabólicas, endocrinas y nerviosas.